Derek Redmond, esfuerzo y superación como ley de vida

Derek Redmond - Fundación Rafa Nadal

Hay historias que nos emocionan y, sin duda, la de Derek Redmond en los Juegos Olímpicos de Barcelona es una de ellas. Era el 3 de agosto de 1992, día de la semifinal de los 400 metros lisos y Derek Redmond era uno de los favoritos al oro. El atleta británico había superado varias lesiones en esos años, teniendo que pasar hasta 13 veces por quirófano. Pero gracias a un enorme trabajo de recuperación, llegó a la cita olímpica en plena forma y dispuesto a luchar por el tan ansiado oro.

Situado en la calle número 5 y una vez producido el pistoletazo de salida, Derek arrancó la carrera de forma excepcional, colocándose en los primeros puestos. De forma repentina, el atleta comenzó a frenar y a cojear. Redmond disminuyó la velocidad hasta parar  totalmente y quedar agachado en el suelo, con la mano tocando la parte posterior de su muslo derecho.

Fue entonces cuando Derek Redmond decidió que iba a terminar la carrera como fuera y empezó a avanzar hacia la meta, cojeando y con claras muestras de dolor. Pese a la lesión, el velocista no tiró la toalla y, aunque varios árbitros de carrera intentaron pararle, se dirigió decidido hacia la línea de llegada.

Pero la historia no acabó ahí.  El padre de Derek, que se encontraba en las gradas del estadio, no pudo resistir al ver a su hijo en esa situación, y saltó a la pista para intentar detenerlo. Pero el atleta británico lo tenía muy claro y nadie podía evitar que cumpliera con los 400 metros de carrera para los que se había preparado durante tanto tiempo.

Ambos llegaron juntos a la línea de meta, ovacionados por los espectadores que se encontraban en el Estadio Olímpico de Montjuic. Jim Redmond reconoció en declaraciones posteriores: “Soy el padre más orgulloso del mundo. Estoy más orgulloso de él de lo que lo estaría si hubiera ganado el oro. Hace falta tener muchas agallas para hacer lo que ha hecho”.

Tras esa lesión, los médicos aseguraron al atleta que no podría volver a realizar deporte de manera profesional, pero una vez más, no se rindió. Derek llegó a jugar de forma profesional al rugby y al baloncesto, siendo internacional con la Selección de baloncesto de Gran Bretaña.

Hoy en día, Derek Redmond se dedica a dar charlas motivacionales, en las que trata de contagiar a todos de su capacidad de esfuerzo ante las adversidades. Para él, la clave está en no darse por vencido en ningún momento, sea cual sea el obstáculo a superar.

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