Un leopardo viajero…

Nuestro leopardo particular inició su viaje en el Centro Fundación Rafa Nadal (CFRN) en el año 2016, derivado de Servicios Sociales, con el objetivo principal de mejorar su desarrollo social y de fomentar su participación en actividades deportivas. Y es que este leopardo tan especial tenía bastantes dificultades a la hora de relacionarse con otros y otras de su especie: problemas de impulsividad, autocontrol y otros relacionados con la atención. Se percibía algo distinto al resto, tenía muchas dificultades para sentir empatía por quien le rodeaba, reticencias ante cualquier cambio en su rutina y dificultades a nivel motriz en general; por lo que, necesitaba reorientar este “instinto” hacia fines más productivos. Y si esto fuera poco… se unía una familia que no ejercía la mejor de las influencias, con carencias a nivel afectivo y educativo que repercutían negativamente en su desarrollo.

Él se define a sí mismo como una persona inteligente, creativa, caballerosa e incluso con “superpoderes”, y no está muy desencaminado en cuanto a su descripción puesto que, una vez iniciada la intervención, ha demostrado que con un poco de esfuerzo propio y de quien le rodea, todos somos capaces de mejorar, y aunque a día de hoy aún queden resquicios del leopardo inicial…¿quién no tiene un mal día?. Y es que “superpoderes” los tenemos todos, sólo hay que saber descubrirlos…

En el CFRN se diseñó una intervención específica nutriéndonos de su creatividad y apuntalando sus fortalezas. Sus inquietudes e intereses personales (como el caso del leopardo) sirvieron para dar contenido a las dinámicas educativas que se desarrollaban con él. De esta manera, se planteó mejorar su tolerancia la frustración a partir del baloncesto, se trabajó su atención con pasatiempos, se bajó su nivel de estrés a través de la relajación muscular y se desarrollaron sus habilidades de relación social a partir de marionetas. Tales aprendizajes fueron haciéndose extensibles a su día a día, acompañado del equipo educativo del centro al principio y de manera autónoma después. Las dificultades a nivel familiar se intentaron paliar ofreciendo nuevas pautas educativas que desarrollar en casa, orientando su estilo educativo hacia lo reflexivo, lo afectivo y lo conciliador; y todo ello se coordinó con el trabajo realizado desde otras instituciones como la escuela o los servicios sociales.

A día de hoy, nuestro pequeño leopardo va madurando sin perder la esencia que le define, acompañado por, entre otros, el equipo educativo del CFRN. Y es que, al fin y al cabo, la educación es un viaje que nunca termina, y nosotros “acomodadores vitales” que intentan hacer que este trayecto sea lo más cómodo posible para el viajero…

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