La relación de los niños con una mascota conlleva destacadas ventajas, ya que ésta contribuye al desarrollo físico y afectivo de los más pequeños. Además, es una excelente manera de fomentar aspectos como el compromiso, el respeto, la responsabilidad… y es que lo primero que tenemos que dejarles claro a los niños es que un animal de compañía no es un juguete, sino un ser vivo del que tenemos que cuidar.
Los expertos dicen que los niños que crecen estando en contacto con animales son más tranquilos, responsables, sociables y con más empatía y seguridad en sí mismos. Por otra parte, el hecho de convivir con un animal ha demostrado ser positivo para el desarrollo de la comunicación no verbal y la capacidad de intuición. Otra ventaja que señalan los expertos es el hecho de que los niños que se relacionan con animales tienen un riesgo menor de sufrir alergias.
Más allá de estas ventajas, ¿qué tenemos que tener en cuenta para una buena convivencia entre niños y mascotas?
- A jugar e interactuar con los animales también se aprende, así que es nuestra responsabilidad enseñar a los niños de qué manera relacionarse con él; cómo cogerlo, dónde rascarlo, opciones de juego como tirarle la pelota, etc.
- Tener una mascota exige responsabilidades, con las que hay que implicar también a los más pequeños, adaptando las tareas a su edad: mantener el animal y su espacio limpio, sacar a pasear el perro, asegurarse de que no le falta comida y agua, etc.
- Es importante inculcarles el hábito de lavarse las manos después de haber estado tocando la mascota, así como de no besarla en la boca, no tocar sus excrementos, ni llevársela a dormir en la cama.
- Cuando el animal está comiendo o durmiendo, no hay que molestarle. Los niños también tienen que tenerlo claro para evitar así riesgos innecesarios.
- No podemos dejar a un niño con un perro o gato sin supervisión de un adulto. Con ganas de jugar, los pequeños a menudo tiran de las orejas del animal, se montan encima… y aunque la relación entre los dos sea muy buena, el animal puede llegar a defenderse si en algún momento se siente agredido.
- Con nuestra actitud y gestos, tenemos que marcar una jerarquía en casa: primero los niños y otros miembros de la familia, y luego el animal. Cuando lleguemos a casa, por ejemplo, hay que saludar y prestar atenciones primero a las personas, y en último lugar al animal.
- Tenemos que enseñarles que cuando ven un animal en la calle, no pueden ir a acariciarlo o jugar con él sin haber preguntado antes a su dueño.
Evidentemente no todos los animales de compañía son apropiados como mascotas en una casa con niños. En el caso de los perros y gatos, hay razas más recomendadas que otras; el veterinario o una tienda especializada nos pueden dar indicaciones al respecto. Conejos, peces o hámsteres son también opciones de mascota a tener en cuenta.