Ni NBA, ni ACB, ni olimpiadas. El partido de básquet con el que el joven Jason McElwain conmovió al mundo se jugó en el pabellón de un instituto americano. Una emotiva historia y un ejemplo de que con esfuerzo, motivación y perseverancia… ¡uno puede llegar tan lejos como se proponga!
Jason, autista y con problemas para comunicarse (no habló hasta los 5 años), formaba parte del equipo de baloncesto de su instituto. Entrenaba con ellos, animaba, repartía el agua, apuntaba la estadística… pero ni un solo minuto jugado en partido en los 3 años que pasó en el equipo de Greece Athena. Todo cambiaría el 15 de febrero de 2006. Era el último partido de la temporada y a falta de 4 minutos para el final y con el partido decidido, Jason salió a pista ante la ovación del público que llenaba el pabellón alentando a su compañero.
La primera bola que tocó resultó un tiro fallado, y la segunda también. Pero al tercer intento, Jason hizo canasta, y a partir de ahí la magia sucedió en el pabellón. El joven continuó tirando, y encestando, hasta conseguir 6 triples. Tanto sus compañeros de equipo como el público de las gradas, daban emocionados saltos de alegría. Jason consiguió 20 puntos en tan solo 4 minutos, una gesta que en el instituto recordarán para siempre.
“Fue un momento tan especial que, si me retirase hoy, ésta sería la historia que contaría a todo el mundo el resto de mi vida”, afirmó el director deportivo del instituto.