Malas notas, desmotivación, falta de compromiso con la escuela… todos éstos son aspectos asociados a un bajo rendimiento escolar; una problemática demasiado presente en los centros educativos. Pero…¿a quiénes consideramos alumnos con bajo rendimiento? Pues aquellos que no alcanzan un nivel básico de conocimientos y habilidades en al menos una de las tres áreas evaluadas por PISA -matemáticas, lectura y ciencias-, considerándose que pueden tener dificultades a la hora de desenvolverse en la sociedad.
Algunos datos: En 2012, el 10% de los estudiantes españoles mostraron un bajo rendimiento en las tres materias (media OCDE: 12%), un 24% en matemáticas, (media OCDE: 23%), un 18% en lectura (media OCDE: 18%), y un 16% en ciencias (media OCDE: 18%). Destaca también que un 40% de estudiantes socioeconómicamente desfavorecidos en España tuvo un bajo rendimiento en matemáticas en 2012, mientras que solo un 8% de los estudiantes favorecidos tuvo un nivel inferior al básico.
Tal y como se detalla en el informe presentado este año por la OCDE, son múltiples y variados los factores de riesgo de un rendimiento bajo. El nivel socioeconómico es uno de los aspectos determinantes, así como el contexto demográfico, la actitud y el comportamiento, los recursos y la administración de la escuela, y las políticas y asignación de recursos del sistema educativo, entre otros.
Pero…¿qué pueden hacer las diferentes partes para lidiar con esta problemática? En primer lugar, los alumnos deben tomar conciencia de la importancia de ir a la escuela con regularidad y puntualidad, de esforzarse y de hacer los deberes. Por su parte, los familiares deben animar a sus hijos, apoyarles, mostrar interés por sus actividades diarias y participar en la vida escolar. Además, es recomendable reservar un espacio tranquilo en casa para que los niños puedan estudiar y hacer los deberes.
Desde los centros escolares, hay que ofrecer apoyo y ayuda especial a aquellos alumnos que presenten más dificultades de aprendizaje, sin olvidar crear altas expectativas para la totalidad de los alumnos, independientemente de su rendimiento. Por ultimo, están las responsabilidades de la administración pública, quien debe diseñar una estrategia política que combata los diferentes factores de riesgo, identificar a los alumnos y centros de bajo rendimiento, elaborar sistemas de diagnostico precoz, y garantizar el acceso a la educación preescolar, entre otras medidas.
Tal y como afirma Andreas Schleicher, Director de Educación y Competencias de la OCDE: “El bajo rendimiento en la escuela tiene consecuencias a largo plazo tanto para los individuos como los países. Los alumnos con un rendimiento bajo a los 15 años tienen más riesgo de abandonar completamente sus estudios; y cuando una gran proporción de la población carece de habilidades básicas, el crecimiento económico de un país a largo plazo se ve amenazado”.