No es lo mismo aprender con placer y con pasión, que hacerlo “porque toca”, con el sentimiento de que es algo impuesto. El aprendizaje es mejor cuando es lúdico y resulta interesante y atractivo, en definitiva: cuando éste resulta motivador. En otras palabras, la motivación que tienen los niños es una de las claves de su aprendizaje.
A continuación repasamos algunos aspectos a tener en cuenta para aumentar la motivación en niños y adolescentes, fomentando el aprendizaje a través de vivencias surgidas de la alegría y despertando su curiosidad y ganas por mejorar y adquirir nuevos conocimientos y aptitudes:
- Reconocer sus esfuerzos y felicitarle por sus logros; valorando más el empeño y la actitud demostrada, que el resultado en sí. A menudo, unas palabras o gestos cariñosos y de reconocimiento, son la mejor fuente de motivación.
- Utilizar los cuentos como recurso, creando historias que le generen ganas de hacer cosas o le “preparen” para los nuevos retos a los que tiene que hacer frente.
- Explicarle nuestras vivencias pasadas sobre situaciones que ahora está viviendo. Por ejemplo, si no le gusta ir a clases de natación, podemos explicarle cómo lo vivimos y lo afrontamos cuando nosotros teníamos su edad, y lo mucho que no ha aportado a partir de entonces el saber nadar bien.
- Trasmitir actitud positiva, incluso en el desarrollo de la tareas cotidianas. ¿Y por qué no vestirnos por la mañana cantando o bailando a ritmo de su música preferida?
- Razonar juntos el porqué hay que hacer ciertas cosas, explicándole el motivo y los beneficios que le aportará. Cuando se comprenden las razones, es más fácil tener predisposición y una actitud positiva y de colaboración.
- Marcar pequeños retos a alcanzar; objetivos a corto plazo, concretos y alcanzables. Por ejemplo, si tiene que aprenderse las tablas de multiplicar, es preferible “dividir” este aprendizaje en objetivos más concretos: Este fin de semana hay que aprenderse la tabla del 4.
- Desdramatizar sus errores, mostrándole la forma de aprender de ellos, y convirtiéndoles así en una oportunidad de aprendizaje.
- Utilizar vocabulario y frases que generen motivación y que promuevan actitudes y comportamientos positivos: “Felicidades, has sido capaz de hacerlo”, “Cuando me necesites, te ayudaré”, “Noto que vas mejorando día a día”…
- Estimular la práctica de ejercicio físico, ya que se ha comprobado que el deporte es también fuente de motivación, además de favorecer aspectos como el esfuerzo y la superación.
Por último, no olvidemos que, como tantas actitudes, la motivación también se contagia, con lo que madres, padres, educadores… tenemos que predicar con el ejemplo.