Realizar actividades en espacios abiertos favorece el desarrollo físico y cognitivo de los niños. Así que… ¿qué mejor que aprovechar el buen tiempo para salir a disfrutar jugando al exterior? Un parque, una plaza, la playa…son muchos los entornos ideales donde los pequeños pueden jugar, a la vez que sin darse cuenta se ejercitan físicamente, exploran su mundo, aprenden a sociabilizarse, fomentan su creatividad y imaginación…
Son infinitas las actividades que se pueden realizar al aire libre. Más allá de la práctica de deportes como el fútbol o el baloncesto, actividades como ‘el escondite’, ‘la rayuela’, ‘el pañuelo’, construir una cabaña, hacer una “guerra” de globos de agua…pueden ser actividades de lo más divertidas. A continuación te dejamos algunas ideas más:
- Construir un nido: Recogiendo elementos naturales como hierbas secas, ramas, hojas….y utilizando como base papel usado o trapos, los pequeños construirán un nido para pájaros, que una vez terminado colocaremos en un árbol. Además de fomentar el contacto con la naturaleza y ser una actividad de manualidades, será divertido durante los días posteriores observar si algún pájaro ha decidido instalarse en él.
- Los portadores de agua: En la playa o en la piscina, haremos dos equipos con los niños. Por una parte colocaremos dos cubos a la misma distancia del agua y daremos una esponja o una botella con agujeros a cada uno de los niños, con la que tendrán que “transportar” el agua hasta llenar el cubo que les corresponda. Gana el equipo que más rápido llene el cubo.
- Minigolf con canicas. En primer lugar, los niños tendrán que construir un pequeño circuito con curvas, elevaciones, obstáculos….y con diversos agujeros a la largo del mismo, a modo de hoyos. Seguidamente, deberán completarlo golpeando una canica con el dedo, acertando los diferentes agujeros del recorrido.