El desarrollo sensorial, cognitivo, emocional…que como humanos llevamos a cabo durante la infancia se realiza en gran medida mediante el juego, sobre todo si este es al aire libre y, más aún, en entornos naturales. Sin embargo, las estadísticas -previas a la situación de confinamiento- hablan por si solas: el 82% de los niños en España juega al aire libre menos tiempo del recomendado. Es decir: 4 de cada 5.
Según una investigación llevada a cabo por el Instituto Tecnológico de producto infantil y de ocio–AIJU, cuanto más pequeños, más tiempo se recomienda de juego al aire libre. Así, de 0 a 3 años éste es de 2 horas; de 4 a 6 años de 1,30 horas; de 7 a 9 años, de 1,15 horas, y de 10 a 12 años, se recomienda que jueguen en el exterior un mínimo de una hora.
Pero los datos previos a Covid-19 reflejan otra realidad. Aunque los niños de 0 a 3 años son los que más juegan al aire libre, sólo el 35% alcanza el tiempo recomendado, siendo la media de 1,25 horas. Por el contrario, los niños de 10 a 12 años son los que menos juegan al aire libre; un 94% juegan al exterior por debajo del tiempo recomendado, con una media de 35 minutos.
“El juego debe ser la principal actividad de un niño. Es lo que su cerebro espera: juegos y más juegos, sobre todo relacionados con la actividad física y preferiblemente al aire libre. Se puede jugar solo –además, el cerebro también necesita aprender a aburrirse- y, sobre todo, en compañía. Cuanto más heterogéneas sean las edades de los niños que juegan, mejor será para el desarrollo de las relaciones personales, la modulación de la agresividad o la empatía”, leemos en este artículo de El País.
Queda claro entonces de que los beneficios de jugar al aire libre son muchos: ejercicio físico, estimulación de la creatividad, fomento de la sociabilización, descubierta del entorno, aprendizaje sobre la naturaleza…En definitiva: jugar al aire libre es sinónimo de equilibrio entre el desarrollo físico y el intelectual.
Aunque en la situación actual las salidas de los niños están limitadas a cierta duración y distancia, vamos a aprovecharlas al máximo para que los más pequeños puedan ejercitarse, jugar y divertirse. Así, estaremos a su vez fomentando su desarrollo.
Pero sobre todo: no olvidemos la importancia de ser responsables y cumplir las normas y horarios establecidos en cada fase y/o territorio. Por el bien de todos.