El inicio de un nuevo año es un buen momento para reflexionar sobre qué aspectos de nuestra vida y de nuestro día a día queremos cambiar, mejorar o alcanzar, marcándonos nuevos propósitos y retos que nos impulsen a sacar lo mejor de nosotros mismos y crecer como personas. Estos objetivos pueden centrarse también en fortalecer la relación con los pequeños de la casa, favorecer su crecimiento y desarrollo, y potenciar una saludable convivencia en familia. Te damos algunos ejemplos:
- Estrechar la relación con ellos mediante el diálogo; preguntándoles y mostrando interés por su día a día en la escuela, su relación con los amigos…
- Dedicar más tiempo a estar y a jugar con ellos, apostando en definitiva por pasar tiempo de calidad todos juntos.
- Enseñarles, mediante el ejemplo, a respetar los horarios establecidos: de comer, de ir a la cama, de estar frente al televisor, etc.
- Promover la práctica deportiva y la actividad física. Por ejemplo, una excursión en familia como plan para el fin de semana.
- Tener más tolerancia y paciencia con ellos.
- Involucrarles en las tareas del hogar, dándoles ciertas responsabilidades.
Enero es también un buen momento para que los niños y niñas se marquen sus propias metas. Es recomendable dedicar un tiempo a reflexionar juntos sobre qué objetivos establecer, guiarles para que éstos sean realistas, concretos y alcanzables, y transmitirles la importancia de comprometerse con ellos. Aquí van algunas ideas:
- Realizar los deberes y estudiar todos los días, para poder aprender cosas nuevas.
- Resolver hablando los enfados; sin gritos, peleas ni rabietas.
- Respetar los horarios establecidos por los mayores.
- Expresar las preocupaciones, alegrías, miedos o tristezas.
- Realizar algún deporte que les divierta.
- Ser amable y generoso con familiares y amigos.
- Cepillarse los dientes después de cada comida y lavarse las manos después de ir al baño y antes de comer.
- Recoger y organizar los juguetes, libros, ropa…