Se aprende ganando. Se aprende perdiendo

 

Se aprende ganando. Se aprende perdiendo

Enseñar a los pequeños de la casa a ganar y a perder es quizá uno de los aprendizajes que más constancia requieren. Por una parte, es importante enseñarles a ser competitivos y a afrontar nuevos retos, pero, de la otra,  es necesario ayudarles a aceptar los resultados obtenidos, ya sean positivos o negativos. Tenemos que inculcarles que lo más importante es participar y  que el esfuerzo ha de ser el eje central de todos sus retos.

La manera más fácil y eficaz para que aprendan es jugando con ellos. Primero debemos dejar que ganen y actuar como si el fracaso no fuese negativo ‘la próxima vez me esforzaré más’. Luego, cuando el niño pierda, debemos decirle que ponga en práctica la misma actitud: ‘no pasa nada, me he divertido, me he esforzado y la próxima vez lo intentaré hacer mejor’. Es importante explicarles que las pequeñas derrotas son oportunidades para llegar a tener mejores resultados.

Por otro lado, es importante que los niños compitan entre ellos, pero siempre mediante el respeto, el compañerismo y la educación. Si en algún momento se burlan de otro niño o son agresivos, debemos corregirlos para que no repitan esta actitud.

En definitiva,  hay que transmitirles que el hecho de no ganar no tiene que representar una derrota. En este sentido, hay que premiar a los más pequeños tanto cuando logran aquello que se proponen, como cuando se esfuerzan por conseguir algo, independientemente del resultado. Eso si, hemos de tener en cuenta que las recompensas no tienen que ser siempre materiales.

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