El deporte es una fantástica herramienta para el desarrollo de cualquier individuo o sociedad. Y es que la práctica deportiva no sólo engloba la parte física, sino que va mucho más allá, aportando importantes beneficios a las personas; también sociales y de crecimiento personal.
El deporte facilita la adquisición de unos valores y fomenta un desarrollo personal y social que mejora al individuo en sí y sus relaciones sociales. Por este motivo, la práctica deportiva resulta fundamental en aquellas personas que viven en situación de vulnerabilidad o riesgo social, y es que gracias al deporte podemos equilibrar un poco esta balanza de desigualdad existente hoy día en la sociedad.
El deporte no hace distinciones entre personas: la raza, el sexo, la condición o el origen social no son motivos excluyentes a la hora de jugar o entrenar. Todos partimos desde el mismo punto frente al deporte. “Independientemente de la condición social o económica, el deporte es una gran herramienta que favorece la inclusión social”, afirman los educadores del Centro Fundación Rafa Nadal.
El deporte facilita la creación de lazos entre los distintos miembros del grupo y, a su vez, fortalece la figura de la persona y del colectivo en sí. De esta manera, se crea una autonomía y una identidad de todos los miembros. También se produce un crecimiento personal y se refuerzan determinados valores como la responsabilidad, el compromiso, la solidaridad y el respeto.
“Creemos que, a parte de una actitud positiva, son muy importantes las experiencias que se generan durante la práctica deportiva. Afrontar situaciones de lo más variadas, tener relación con diferentes personas, asumir roles diversos… todo ello favorece que el deporte tenga ese éxito en la inclusión de las personas y como herramienta de cohesión y transformación social”, añaden desde el Centro.