La India es un país singular y muy diferente en muchos sentidos a cualquier país occidental. La organización social en torno a un rígido sistema de castas e infinidad de subcastas es uno de estos aspectos propios de la sociedad hindú. ¿En qué se basa y qué características tiene esta jerarquía que sigue tan arraigada a día de hoy?
Aunque solemos comparar el concepto de “casta” con el de “clase social” , éstos no son lo mismo, pues las castas hacen referencia la grado de “pureza”, y no al poder o al dinero. Una persona nace, vive y muere en una casta; sin que ésta pueda ser modificada ni suprimida. Asimismo, cada una de las castas tiene sus propios dioses, su oficio, su lengua, sus tradiciones, sus normas de comportamientos…
Las castas o varna principales son los brahmanes (sacerdotes e intelectuales), los Kshátriyas (guerreros y gobernantes), los Vaishyas (comerciantes y artesanos) y los Shudras (campesinos y trabajadores). En la parte más baja de esta jerarquía están los dálits, también conocidos como intocables, que representan una quinta parte de la población y son considerados los “impuros”.
Este sistema de castas define la interacción y relación entre los miembros de la sociedad. Así, por ejemplo, no se reconocen los matrimonios entre personas de diferente casta, y se rechazan otros tipos de relaciones estrechas.
A pesar de esta estricta forma de estratificación social, dentro del Centro Educativo Anantapur “no existen las diferencias entre castas, orígenes o géneros. Allí todos los menores beneficiarios interactúan, juegan a tenis y aprenden juntos en condiciones de igualdad”, explica Maria Francisca Perelló, Directora de Proyectos de la Fundación. “El tenis nos sirve, así, para fomentar la integración y cohesión social. El objetivo es que los menores interioricen estos aspectos y perduren en ellos más allá de su participación en el proyecto”, añade.