Fue en junio de 2010, hace justo 10 años, cuando las puertas del centro NETS (Nadal Educational & Tennis School), en India, se abrieron por primera vez para recibir a niños y niñas de Anantapur. Para ellos, para los educadores y entrenadores, para las propias familias y habitantes de la zona…todo era nuevo. ¿Podría realmente un proyecto centrado en el tenis incidir en el desarrollo de los menores procedentes de una de las zonas más empobrecidas del país? A día de hoy, la respuesta es clara: sí y mucho.
“Los niños están muy contentos; lo ves en sus caras. Son niños expresivos y en seguida te das cuenta de cómo están. Llegan al centro con una sonrisa, y eso es para nosotros un indicador muy claro de que estamos haciendo las cosas bien”, dice Krishna, el profesor de informática. Él lleva en la escuela desde el inicio: “me gusta ayudar a los niños; esto es lo que me motiva a venir cada día”.
De la mano de la Fundación Vicente Ferrer, llevamos tiempo comprobando como la unión entre educación y deporte es clave para el cambio personal y comunitario de los más jóvenes en el país asiático. Ambos elementos se complementan en NETS, de tal manera que la parte académica se une a la rutina física de jugar al tenis, que aporta bienestar y salud (a nivel individual), a la vez que propicia una mayor cohesión social, convivencia y armonía desde muy jóvenes.
En NETS, dentro de la parte académica, además de Informática, los menores reciben clases de inglés. Suddakar, el profesor de esta materia, lleva en la escuela desde 2014:
“Desde entonces las infraestructuras han mejorado y también han evolucionado las actividades que hacemos. Principalmente, queremos que se lo pasen bien, que se diviertan, a la vez que adquieren unos conocimientos y aprendizajes que les sean útiles.
El enfoque y la metodología es muy diferente a la escuela convencional. Aquí las clases son con pocos alumnos, es más personalizado y ponemos el foco en los propios niños. En NETS apostamos por un aprendizaje que sea divertido.
Para mí lo mejor es ofrecer la oportunidad a estos niños de poder complementar su educación y enseñarles inglés, que les será muy útil en el futuro. Mejorar sus aptitudes comunicativas es el mayor reto.
Es muy satisfactorio cuando ves su evolución y aprendizaje; como mejoran sus conocimientos, aptitudes, y la interacción entre ellos. Por ejemplo, la madre de Samhita, una niña que antes era muy callada, vino el otro día y me dijo que estaba muy contenta porqué había visto un gran cambio en su hija.
A los niños y niñas de Anantapur, este proyecto les cambia la vida. En el futuro les ayudará a encontrar un buen trabajo y a afrontar mejor su realidad. Gracias a NETS, tienen la mente más abierta, son más expresivos y con mejores habilidades”.
Dilip lleva vinculado con el proyecto desde hace 8 años. Empezó con 14 como alumno, y desde 2018 es uno de los entrenadores de la escuela, una labor que combina con las clases en la universidad. “En NETS se juntan niños y niñas de diferentes comunidades en un mismo espacio, compartiendo actividades y aprendizajes. La apuesta por la igualdad entre todos los alumnos es lo que hace que NETS sea una escuela diferente a las demás. Es una gran oportunidad para todos ellos”, explica Dilip.
Pallavi es también entrenadora del centro, después de ocho años como alumna. “Hice un curso para poder ser entrenadora, y fui la única mujer entre 50 hombres. Me gustaría que mi caso fuera una inspiración para otras niñas”. Y lo es, sin duda. En este post te contamos la historia de Pallavi.