SUPERACIÓN, en mayúsculas

Superación

En el deporte, muchos creen que superarse es marcar más goles, correr más rápido o levantar más peso; pero la superación significa mucho más. Desde la Fundación Rafa Nadal, trabajamos con niños y jóvenes para los que el deporte es una herramienta de transformación: una forma de adquirir nuevos hábitos y valores o de superar dificultades y limitaciones. No se trata sólo de pasarlo bien ni de ser los mejores, sino de desarrollar las máximas capacidades de cada uno.

Consideramos el deporte como una fuente de empoderamiento; igual que lo ha sido para muchos deportistas de primer nivel que han llegado a donde están porque encontraron en el deporte una forma de superarse. Deportistas como la nadadora Teresa Perales o el piloto Isidre Esteve sirven de ejemplo para que muchos jóvenes con dificultades no se den por vencidos.

Teresa Perales, la nadadora de las 26 medallas

Teresa Perales tiene 45 años y 26 medallas paralímpicas. A los 19 años sufrió una neuropatía que le dejó las piernas paralizadas y le impidió cumplir su sueño: ser médico. Fue entonces cuando encontró en la natación una forma de realización personal.

Tan sólo 4 años después de empezar a entrenar, en 1998, Teresa se presentó al Campeonato Mundial Paralímpico y obtuvo el bronce en los 50 metros libres. Desde entonces, su afán de superación la ha llevado a alcanzar el podio y romper récords en piscinas de todo el mundo. Actualmente acumula 10 bronces, 9 platas y 7 oros; el último, en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016.

Además, Teresa no se limita a competir, sino que se esfuerza por difundir su experiencia mediante charlas y libros para que otras personas tampoco se den por vencidas.

Isidre Esteve, de la silla de ruedas al coche de carreras

Isidre Esteve era un motociclista de éxito hasta que un accidente lo dejó en silla de ruedas. No volvería a subir en moto, pero empezó a prepararse para un nuevo reto: competir con un coche adaptado, que le permite conducir sólo con las manos.

En 2009, consiguió acabar el Dakar, uno de los ralis más duros del mundo, pero tantas horas sentado le costaron un año y medio de recuperación para curarse las piernas.

Una vez más, Isidre pensó que no podría volver a competir; hasta que la esperanza llegó en forma de cojín inteligente. Un prototipo que él mismo ayudó a desarrollar y que le permite estar sentado tantas horas como sea necesario.

Este año, Isidre ha vuelto a la primera línea de la competición, acabando el Dakar en la posición 21 y demostrando que con esfuerzo y perseverancia es posible encontrar soluciones a las situaciones más difíciles.

Post adaptado del artículo publicado en Junior Report

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